Recuerdo perfectamente el día que Alberto bajó a La Bolera y me dijo que se casaba con Patricia y que yo iba a ser su fotógrafo, que no había ninguna otra opción.
Un muy buen amigo y compañero me dijo una vez que a las personas buenas les acaban pasando cosas buenas, y no hay mejor ejemplo qué que Alberto y Patricia se hayan encontrado en esta vida.
Como fotógrafo de boda, me dieron libertad absoluta desde el primer momento, y aunque Alberto fuera un poco reacio de primeras, Patri consiguió convencerlo para hacer preboda. Fuimos a Ligüerre de Cinca, y casi en un abrir y cerrar de ojos nos plantamos en el día de la boda.
Ver a un amigo locamente enamorado de su ahora ya mujer y poder captarlo con mi cámara fue un auténtico privilegio.
Día caluroso de verano, dos familias top, unos amigos muy jaraneros, una charanga, mucho alcohol y mucha, pero muchísima, fiesta fue el resumen de este gran día.
Toda esta locura de boda la compartí con mi compañera Mirian, amiga que hice en el grado superior y que siempre que necesito que me eche una mano, no duda en ayudarme.
Aquí os dejo este pequeño resumen de lo que fue este 7 de septiembre.
Espero que os guste!